─ Los grandes fenómenos de la naturaleza, los que se
consideran como una perturbación de los elementos, ¿se deben a causas fortuitas
o tienen un objeto providencial?
Todo tiene su razón de ser, y nada acontece sin permiso de
Dios.
─ Estos fenómenos, ¿tienen siempre al hombre por objeto?
A veces tienen una razón directa de ser para el hombre, pero
a menudo no tienen otro objeto que el restablecimiento del equilibrio y de la
armonía de las fuerzas físicas de la naturaleza.
─ Concebimos perfectamente que la voluntad de Dios sea la
causa primera en esto como en todas las cosas; pero, ¿cómo sabemos que los
espíritus tienen acción en la materia y que son agentes de la voluntad de Dios,
preguntamos si algunos de ellos ejercen una influencia determinada en los
elementos para agitarlos, calmarlos o dirigirlos?
Claro es que no puede ser de otro modo. Dios no se entrega a
una acción directa en la materia y tiene sus agentes en todos los grados de la
escala de los mundos.
─ La mitología de los antiguos está completamente fundada en
las ideas espíritas con la única diferencia de que aquellos veían divinidades
en los espíritus y nos representaban a aquellos dioses o espíritus con
atribuciones especiales, de modo que unos estaban encargados de los vientos,
otros del rayo, estos de presidir la vegetación, etc.; ¿está destituida de
fundamento esa creencia?
Está tan poco destituida de fundamento como aún lejana de la
verdad.
─ ¿Por la misma razón podría, pues, haber espíritus que
habitan en el interior de La Tierra y presiden a los fenómenos geológicos?
Esos espíritus no habitan realmente en La Tierra, sino que
presiden y dirigen según sus atribuciones. Algún día tendréis la explicación de
todos esos fenómenos y los comprenderéis mejor.
─ Los espíritus que presiden los fenómenos de la naturaleza
forman una categoría especial en el mundo espiritual, ¿son seres excepcionales,
o espíritus que han estado encarnados como nosotros?
Que lo ha entado o lo estarán.
─ Esos espíritus pertenecen a los órdenes superiores o
inferiores de la jerarquía espírita?
Dependen de que sus funciones sean en mayor o en menor grado
materiales o inteligentes. Los unos mandan, los otros ejecutan; y los que
ejecutan las cosas materiales son siempre de orden inferior así entre los
espíritus, como entre los hombres.
─ Para la producción de ciertos fenómenos como las
tempestades, por ejemplo, ¿obra un espíritu solo o se reúnen en masa?
En innumerables masas.
─ Los espíritus que ejercen acción en los fenómenos de la
naturaleza, ¿obran con conocimiento de causa, en virtud de su libre albedrío, o
por un impulso instintivo e irreflexivo?
Los
unos, sí; los otros, no. Pongamos una comparación: Figúrate esas miríadas de
animales que paulatinamente hacen surgir de los mares, islas y archipiélagos,
¿crees que no hay en ello un fin providencial y que semejante transformación de
la superficie del globo no es necesaria a la armonía general? Aquellos, empero,
no son más que animales de ínfimo grado que realizan tales cosas, proveyendo a
sus necesidades y sin sospechar que son instrumento de Dios. Pues bien; de la
misma manera son útiles al conjunto los espíritus más atrasados. Mientras se
ensayan para la vida y antes de tener plena conciencia de sus actos y de su
libre albedrío, obran en ciertos fenómenos cuyos agentes son a pesar suyo. Lo
hacen así al principio y, más tarde, cuando esté más desarrollada su inteligencia,
ordenarán y dirigirán las cosas del mundo material y, más tarde aún, podrán
dirigir las del moral. Así todo sirve, todo se encadena en la naturaleza desde
el átomo primitivo hasta el arcángel, que a su vez ha empezado por el átomo.
Admirable ley de armonía cuyo conjunto no puede apreciar vuestro espíritu
limitado.