─ La bendición y la maldición, ¿pueden atraer el bien o el
mal hacia aquellos sobre quienes recaen?
Dios no oye la maldición injusta, y el que la
pronuncia es culpable ante El. Como tenemos dos genios opuestos, el bien y el
mal, puede existir una influencia momentánea, hasta en la materia; pero se
verifica siempre por la voluntad de Dios, y como añadidura de prueba para aquel
que es objeto de ella. Por lo demás, a quien se maldice con frecuencia es a los
malvados y a quien se bendice es a los buenos. La bendición y la maldición no
pueden nunca desviar a la Providencia del camino de la justicia; ni hiere al
maldecido sino cuando es malvado, y la protección de la bendición solo cubre al
que la merece.