─ ¿En qué momento se une el alma al cuerpo?
La unión empieza en la concepción pero en este momento es solo una
liga, un designio; no es completa hasta el momento del nacimiento. Desde el
instante de la concepción, el espíritu designado para habitar en un cuerpo
determinado se une a él por un lazo fluídico que se va estrechando poco a poco,
hasta que el niño sale a luz. El grito que lanza entonces, anuncia que
pertenece al número de los vivientes.
─ ¿La unión del espíritu y del cuerpo es definitiva desde el momento
de la concepción? Durante este primer periodo, ¿podría el espíritu renunciar a
habitar en aquel cuerpo?
La unión es definitiva en el sentido de que otro espíritu no podría
reemplazar al designado para aquel cuerpo; pero, como los lazos que a él le
unen son muy débiles, fácilmente se rompen y pueden serlo por la voluntad del
espíritu que retrocede ante la prueba que ha elegido; pero entonces no vive el
niño.
─ ¿Qué sucede al espíritu, si el cuerpo que ha escogido muere antes de
nacer?
Escoge otro.
─ ¿Qué utilidad pueden tener esas muertes prematuras?
Las imperfecciones de la materia son las más frecuentes causas de
semejantes muertes.
─ ¿Qué utilidad puede tener para el espíritu su encarnación en un
cuerpo que muere pocos días después de su nacimiento?
El ser no tiene conciencia bastante desarrollada de su existencia; la
importancia de la muerte es casi nula y, como hemos dicho, es con frecuencia
una prueba o castigo para los padres.
─ ¿Sabe anticipadamente el espíritu que el cuerpo elegido no tiene
probabilidades de vida?
Lo sabe a veces. Pero si es por este motivo que lo escoge, retrocede
ante la prueba.
─ Cuando una encarnación es improductiva para el espíritu, por causa
cualquiera, ¿es suplida inmediatamente por otra existencia?
No siempre inmediatamente, pues el espíritu necesita tiempo para
escoger de nuevo, a menos que la reencarnación instantánea sea impuesta.
─ Unido el espíritu al cuerpo del niño y no pudiendo ya resistir,
¿siente a veces la elección que se ha hecho?
¿Quiere decir si se queja como un hombre de su vida? ¿Si la cambiaría
por otra? Sí. ¿Quieres decir si se lamenta de la elección que ha hecho? No; no
puesto que, ya habiendo nacido, ignora que la haya elegido. Encarnado el
espíritu, no puede sentir una elección de la que no tiene conciencia; pero
puede encontrar muy pesada la carga, y si la cree superior a sus fuerzas
entonces acude al suicidio.
─ En el intervalo de la concepción al nacimiento, ¿disfruta el
espíritu todas sus facultades?
Más o menos según la época, porque no está aún encarnado, sino ligado.
Desde el momento de la concepción, la turbación empieza a apoderarse del
espíritu, advirtiéndosele de este modo que ha llegado el momento de tomar una
nueva existencia. La turbación va aumentando hasta el nacimiento, y en este
intervalo su estado es poco más o menos el de un espíritu encarnado, durante el
sueño del cuerpo. A medida que se aproxima el acto del nacimiento, bórranse sus
ideas así como el recuerdo del pasado del cual cesa, como hombre, de tener
conciencia así que entra en la vida corporal; pero esos recuerdos los recobrará
poco a poco cuando vuelva a estar en estado de espíritu.
─ No consumándose completa y definitivamente, hasta después del
nacimiento, la unión del espíritu y del cuerpo, ¿puede considerarse al feto
como dotado de alma?
El espíritu que debe animarlo existe, en cierto modo, fuera de él y,
propiamente hablando, no tiene un alma puesto que la encarnación está solo en
vía de producirse. Lo único es que el espíritu que ha de entrar en ese nuevo
ser, ya lo tiene visto porque lo ha escogido, sabe que hay una liga con él;
pero aún no está dentro de él.
─ ¿Cómo se explica la vida intrauterina?
Es la vida de la planta que vegeta. El niño vive la vida animal. El
hombre reúne en sí la vida animal y la vegetal que completa, al nacer, con la
espiritual.
─ Existen, según indica la ciencia, niños que desde el vientre de la
madre, no vienen viables, ¿con qué objeto sucede así?
Sucede a menudo, y Dios lo permite como prueba, ya para los padres, ya
para el espíritu destinado a aquel cuerpo.
─ ¿Hay niños que nacen muertos y que no han sido destinados o
escogidos para la encarnación de algún espíritu?
Sí, los hay que nunca han tenido un espíritu destinado para su cuerpo,
pues nada debía realizarse respecto de ellos. Semejante niño viene únicamente
para expiación (castigo y purga) de sus padres.
─ Un feto de esta naturaleza, ¿puede llegar hasta el momento del
nacimiento, normal?
A veces sí; pero entonces no vive.
─ Todo niño que sobrevive al nacimiento, ¿tiene necesariamente un
espíritu recién encarnado en él?
¿Qué sería si no lo tuviese? No sería un ser humano.
─ ¿Qué consecuencias tiene el aborto para el espíritu?
Es una existencia nula que debe volverse a empezar.
─ ¿Es un crimen el aborto provocado, cualquiera que sea la época de la
concepción?
Desde el momento que violáis la ley de Dios, existe crimen. La madre u
otro cualquiera que sea, comete siempre un crimen, quitando la vida al niño
antes del nacimiento, porque impide al alma soportar las pruebas cuyo
instrumento había de ser ese cuerpo.
─ En el caso de que corriese peligro la vida de la madre a
consecuencia del nacimiento del niño, ¿es un crimen sacrificar a este para
salvar a aquella?
Es preferible y justificado está el sacrificar al ser que aún no
existe, que al que ya existe y tiene conciencia de su existencia.
─ ¿Es racional guardar al feto las mismas consideraciones que al
cuerpo de un niño que hubiese vivido?
En
todo ved la voluntad de Dios y su obra, y no tratéis, pues, con ligereza cosas
que debéis respetar. ¿Por qué no se han de respetar las obras de la creación,
incompleta a veces por voluntad del creador? Esto entra en sus designios, y a
juzgar de ellos no está llamado nadie.