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15.7.13

ENCARNACIÓN EN OTROS MUNDOS

─ ¿Todas las reencarnaciones o existencias corporales acerca de las cuales se ha estado haciendo alusión en estos escritos, se realizan en La Tierra?

"No. No todas; muchas se dan en otros mundos. La terrestre no es la primera ni la última; pero sí, una de las más materiales y lejanas de la perfección".

─ En cada nueva existencia corporal, ¿pasa el alma de un mundo a otro, o bien puede vivir varias veces en el mismo mundo?

"Puede vivir muchas veces en el mismo mundo, si no está bastante adelantada para pasar a un mundo superior".

─ Según eso, ¿podemos reaparecer muchas veces en La Tierra?

"Ciertamente".

─ ¿Podemos volver a ella después de haber vivido en otros mundos?

"Seguramente; pues habéis podido vivir ya en ellos y sobre La Tierra".

─ ¿Es una necesidad volver a vivir en La Tierra?

"No. Pero si no adelantáis podéis ir a otro mundo que no sea mejor o que puede ser peor".

─ ¿Es ventajoso volver a habitar en La Tierra?

"Ventaja particular no hay; a menos que sea para desempeñar una misión, pues entonces se progresa en ella como en cualquier otro mundo".

─ ¿No sería mejor continuar siendo espíritu?

"¡No, no! Permaneceríamos estacionarios, y queremos caminar hacia Dios".

─ Los espíritus después de haber estado encarnados en otros mundos, ¿pueden estarlo en este, sin haber vivido nunca en él?

"Si. Como vosotros en otros. Todos los mundos son solidarios, y lo que no se hace en uno, se hace en otro".

─ ¿Luego, hay hombres que están por primera vez en La Tierra?

"Hay muchos, y en diversos grados. Unos con espíritu más adelantado, y otros con espíritu o alma más atrasada".

─ ¿Existe algún signo para conocer al espíritu que aparece por primera vez en La Tierra?

"Eso no tendría utilidad alguna".

─ Para llegar a la perfección y a la dicha suprema, objetivo final de todos los hombres, ¿debe pasar el espíritu por la serie de todos los mundos que existen en el Universo?

"No; porque hay muchos mundos que están al mismo nivel, al mismo grado, y en los que nada nuevo aprendería el espíritu".

─ ¿Cómo se explica, pues, la pluralidad o repetición de existencias en el mismo globo?

"Porque puede encontrarse, cada vez, en posiciones muy diferentes, que son para él otras tantas ocasiones para adquirir experiencia".

─ ¿Pueden los espíritus revivir corporalmente (reencarnar) en un mundo relativamente inferior a aquel en el que ya han vivido?

"Sí; cuando han de desempeñar una misión para favorecer el progreso, y entonces aceptan con alegría las tribulaciones de aquella existencia, porque les brinda la oportunidad de adelantar".

─ ¿Podría suceder eso mismo por expiación (pagar y purgar envidias y otras perversidades) de los espíritus malos o rebeldes que son enviados a mundos inferiores?

"Los espíritus pueden permanecer estacionarios, incluso por tiempos muy prolongados; pero no retroceden, y su castigo consiste entonces en no adelantar y en volver a empezar en vidas muy duras, las existencias mal empleadas, en la esfera que conviene a su naturaleza".

─ ¿Quiénes son los que han de empezar nuevamente la misma existencia?

"Los que faltan a su misión o a sus pruebas".

─ Los seres que habitan en cada uno de los mundos, ¿han llegado todos al mismo grado de perfección?

"No. Y sucede lo mismo que en La Tierra, pues los hay con mayor o con menor adelanto".

─ Al pasar de este a otro mundo, ¿conserva el espíritu la inteligencia que en el anterior mundo tenía?

"Sin duda; pues la inteligencia no se pierde, pero puede no contar con los mismos medios de manifestarla, dependiendo esto de su superioridad y del estado del cuerpo que tome (véase la sección INFLUENCIA DEL ORGANISMO, en el menú de la columna vertical derecha)".

─ ¿Los seres que habitan los diferentes mundos tienen cuerpos semejantes a los nuestros?

"Si tienen cuerpo, eso es indudable. Porque se hace necesario que el espíritu esté revestido de materia para obrar la materia. Pero esa envoltura es de mayor o menor grado material según el grado de pureza a que han llegado los espíritus, y en esto consiste la diferencia de los mundos que hemos de recorrer, unos más dependientes de la materia y otros menos; porque hay muchas habitaciones en la morada de nuestro padre, y muchos grados por lo tanto. Unos lo saben y tienen conciencia de ello en La Tierra; pero otros están muy lejos de semejante creencia".

─ ¿Podemos conocer con exactitud el estado físico y moral de los diferentes mundos?

"Nosotros, los espíritus, no podemos responder más que conforme al grado en que os encontráis; es decir, que estas cosas no debemos revelarlas a todos; porque no todos están en estado de comprenderlas, y les perturbarán".
A medida que el espíritu se purifica, el cuerpo que reviste se aproxima igualmente a la naturaleza espírita. Y en los mundos superiores, la materia se hace menos densa, no se arrastra tan penosamente por el suelo, las necesidades físicas son menos grotescas y los seres vivientes no tienen la necesidad de destruirse mutuamente para alimentarse. El espíritu es más libre y tiene de las cosas lejanas percepciones que a nosotros nos resultan desconocidas, y ven con los ojos físicos y del cuerpo lo que nosotros solo vemos con el pensamiento.
La purificación de los espíritus produce en los cuerpos en que están encarnados, el perfeccionamiento moral; se debilitan en él las pasiones animales, y el egoísmo cede el puesto al sentimiento de fraternidad. Por esto en los mundos superiores a La Tierra son desconocidas de manera absoluta las guerras, pues no tiene objeto el odio y la discordia; porque a nadie se le pasa por sus pensamientos el dañar a sus semejantes. La intuición que tienen de su porvenir y la seguridad que les da la conciencia, libre de remordimientos, hacen que la muerte no les cause temor, y la ven llegar sin miedo y como una simple transformación.
La duración de la vida en los diferentes mundos está en proporción del grado de superioridad física y moral de esos mismos mundos, lo cual es completamente racional. Mientras menos dependiente de la materia es el cuerpo, menores son las pasiones que lo debilitan. Este es otro favor de la Providencia, que abrevia así los sufrimientos.
─ Al pasar de un mundo a otro, ¿pasa el espíritu por una nueva infancia?

"Sí. La infancia es en todas partes, en todos los mundos, una transición necesaria; pero en todas partes esa infancia no es tan estúpida como la vuestra en La Tierra".

─ ¿Elige el espíritu el nuevo mundo en el que ha de habitar?

"No siempre. Pero puede pedirlo y obtenerlo si lo merece, pues los mundos son accesibles a los espíritus conforme a su grado de elevación".

─ Si el espíritu no lo pide, ¿qué es lo que determina o escoge el mundo donde ha de encarnarse?

"Su grado de elevación".

─ El estado físico y moral de los seres vivientes, ¿es perpetuamente el mismo en cada globo?

"No. Pues también están sujetos los mundos a la ley del progreso. Todos, como el vuestro, han empezado por encontrase en estado inferior, y la misma Tierra experimentará semejante transformación, trocándose en paraíso terrestre cuando los hombres san buenos.

Así, pues, las razas que en la actualidad pueblan la tierra, desaparecerán un día, siendo reemplazadas por seres más y más perfectos, y esas razas transformadas sucederán a la actual, como la actual ha reemplazado y sucedido a otras más groseras aún".

─ ¿Existen mundos en los cuales el espíritu, dejando de habitar en un cuerpo material, no tiene otra envoltura que el periespíritu?

"Sí. Y esta misma envoltura se hace tan etérea que, para vosotros, es como si no existiese, y tal es el estado de los Espíritus Puros".

─ ¿Parece resultar de esto que no hay una demarcación clara entre el estado de las últimas encarnaciones y el del Espíritu Puro?

"Esa demarcación no existe y, desapareciendo gradualmente la diferencia, se hace insensible tal y como desaparece y se confunde la noche con los primeros fulgores del día".

─ La substancia del periespíritu, ¿es la misma en todos los globos?

"No. Es más o menos etérea. Al pasar de un mundo a otro, el espíritu reviste la materia propia en correspondencia con cada uno de ellos, operación que dura tan poco tiempo como un relámpago".

─ ¿Los Espíritus Puros habitan en mundos especiales, o están en el espacio universal sin predilección de un globo sobre los otros?

"Los Espíritus Puros habitan en ciertos mundos; pero no están confinados en ellos como los hombres en La Tierra, y más fácilmente que los otros, pueden estar en todas partes".
Según los espíritus, entre los globos que componen nuestro sistema planetario, La Tierra es uno de aquellos cuyos habitantes están menos adelantados física y moralmente, Marte es inferior, y Júpiter más superior en todos los conceptos. El Sol no es un mundo habitado por seres corporales, sino un punto de reunión de los espíritus superiores que, desde allí, irradian por medio del pensamiento a los otros mundos que dirigen por mediación de espíritus menos elevados, con los cuales se comunican gracias al fluido universal. Como constitución física, el Sol es un foco de electricidad. Parece que todos los soles se encuentran en posición similar.
El volumen y distancias que separa a los planetas del Sol no tienen ninguna relación necesaria con el grado de adelanto de los mundos, puesto que parece que Venus está más adelantado que La Tierra, y Saturno menos que Júpiter.
Muchos espíritus que han animado a personas conocidas en La Tierra, han dicho que estaba reencarnados en Júpiter, uno de los mundos más próximos a la perfección, y les ha podido causar admiración ver en ese mundo tan adelantado a hombres (allí encarnados) que antes eran seres de La Tierra en donde despertaban una opinión que no los conceptuaba dignos de tanto. Nada debe sorprender eso, si se considera que ciertos espíritus que habitan en este planeta Tierra, pudieron ser enviados para desempeñar una misión, que a nuestros ojos no les hacía dignos del primer puesto. En segundo lugar, entre su existencia terrestre y la que viven en Júpiter, pueden haber vivido otras intermedias durante las cuales se hayan mejorado. Y, en tercer lugar, en ese mundo, como en el nuestro, hay diferentes grados de desenvolvimiento, entre los cuales puede haber la distancia que separa, entre nosotros, al salvaje del hombre civilizado. Así, pues, del hecho de habitar en Júpiter, no se desprende que ha de estar, allá, al nivel de los seres más adelantados, del mismo modo que no por vivir en París se ha de estar a la altura de uno de los sabios del Instituto Francés de Cultura.
Las condiciones de longevidad tampoco son en todas partes las mismas que en La Tierra, y la edad no puede compararse. Una persona que había muerto hacía algunos años, fue evocada y dijo que estaba encarnada hacía ya seis meses, en un mundo cuyo nombre no es desconocido. Preguntada acerca de la edad que en aquel mundo tenía, contestó: "No puedo precisarla, porque no medimos el tiempo como vosotros; además, el modo de vivir no es el mismo, pues aquí nos desarrollamos mucho más pronto y, sin embargo, aunque solo hace seis meses de vuestro tiempo que me encuentro en este mundo, puedo decir que, desde el punto de vista de la inteligencia, tengo la que corresponde a treinta años de edad en La Tierra."
Muchas respuestas análogas han sido dadas por otros espíritus, y esto no es nada inverosímil. ¿No vemos en La Tierra que una multitud de animales llegan en pocos meses a su desarrollo normal y pleno, mientras que otras especies demoran mucho más tiempo? ¿Por qué no ha de suceder lo mismo con el hombre en otras esferas? Obsérvese, por otra parte, que el desarrollo a que llega el hombre en La Tierra a la edad de treinta años, no pasa quizá de ser una especie de infancia, comparado con el nivel que está llamado a alcanzar. Se necesita ser muy miope de inteligencia para considerarnos, en todo, como prototipos de la creación, y se rebaja mucho a La Divinidad, creyendo que, fuera de nosotros, nada hay que le sea posible.